lunes, 31 de octubre de 2016

Bueno pues ha llegado el momento, hace dos meses que tengo el barco en el agua y ahora lo tengo que sacar para hacer la varada anual, tengo ganas de trabajar en el barco, soy aficionado al bricolage y tengo muchas ideas para mejorar la habitabilidad del barco, pero por otro lado, no me apetece nada estar sin poder salir a navegar hasta el próximo mes de marzo, que es cuando tengo pensado botarlo de nuevo al mar, que es realmente donde un barco debe estar.

Durante estos dos meses he salido todos los días que he podido con el velero, según la almiranta han sido muchos días, pero muy pocos según este novato armador, pero eso si, me lo he pasado de cine con mi pequeño velero, he tenido varios incidentes, nada grave, pero me han hecho ver y sentir el mar y el barco, hay que tener respeto y precaución, nunca miedo.

Durante este tiempo la travesía más larga a sido hasta la isla de Tabarca desde Alicante, parece poca cosa, pero teniendo en cuenta que es mi primera travesía fue todo un desafío, sobre todo la vuelta, con 12/15 nudos de viento, el barco ceñía de maravilla, pero también por mi inexperiencia, escoraba que daba gusto.

Ruta a Tabarca


También me he llevado un susto grande un día que tuve un encontronazo con la botavara, mi primer accidente, una brecha en la cabeza que siempre me recordará que hay que tener cuidado con las viradas.

En definitiva han sido dos meses de toma de contacto con el mar y con el barco, ahora toca ponerlo a punto para la próxima temporada, lijar, pintar, cambiar el interior y si me da tiempo y me atrevo tengo pensado poner una plataforma de baño e instalar un bulbo a la orza.

Preparado para salir del agua.

Un velero volador.



En fin comienza otra etapa que espero que sea igual de gratificante que la de navegar.